CUENTO: "EL SOLDADITO MIGUELÓN"
Había una vez, veinticinco soldados de plomo con un bonito uniforme azul y rojo. Vivían metidos en una caja de madera y se aburrían un poco.
Un día oyeron una voz de niño
que decía:
- ¡Guauuu! ¡Soldaditos de
plomo!
Era la voz de Iván, quien
había recibido los soldados como regalo de Navidad.
Enseguida los sacó de la caja. Todos eran exactamente iguales, menos uno que, aunque sólo tenía una pierna, se mantenía firme como los demás.
Iván, rápidamente, le regaló el nombre de Miguelón.
Muy pronto el SOLdadito
MIguelón se fijó en una bailarina que levantaba con gracia un pie para dar a entender que estaba bailando.
- También le falta una
pierna, como a mí. Es la mujer de mi vida - pensó el soldadito -. La quiero
conocer, ¡es tan guapa!
Al llegar la noche, los
juguetes empezaron a divertirse aprovechando que toda la familia dormía.
De una caja sorpresa salió un
muñeco malvado verde que, al ver al soldado mirar a la bailarina, se enfureció, pues él también la amaba.
Al día siguiente, Iván
puso el soldadito en la ventana, y el muñeco malvado de la caja sorpresa, la cerró. El soldadito cayó al río que pasaba debajo de la casa.
- ¡Dios mío!
¿Adónde iré a parar? - pensaba el soldadito -. La culpa de todo la tiene el muñeco verde de la caja sorpresa. Estoy seguro de que si estuviera a mi lado la hermosa bailarina no
tendría tanto miedo.
Poco a poco, se fue hundiendo
hasta el fondo del arroyo. Allí, se lo tragó un gran pez que pasaba en ese momento.
Durante un largo tiempo, se
quedó a oscuras y en silencio. No sabía dónde estaba, aunque tenía la esperanza de que alguien pescase el pez y lo rescataran.
Estaba dormido cuando de pronto oyó una voz que le sonaba familiar:
- ¡Oh, mirad quién está
aquí! ¡Es mi SOLdadito MIguelón!
¡Era la voz de Iván! El
soldadito no se lo podía creer. ¿Cómo habría llegado hasta allí? La cocinera de Iván había comprado el pez en el mercado a un pescador.
Enseguida el soldado se dio
cuenta de que estaban sus amigos y su querida bailarina.
Cuando el muñeco vio a MIguelón y a la bailarina juntos, se enfureció y se marchó de la casa.
Y la bailarina y el soldadito vivieron felices para siempre.
Fin